jueves, 25 de marzo de 2010

¿Pa’qué tanto, Dios mío…?

Existe una frase, un pensamiento… que dice: “No es más rico el que más tiene, sino el que con menos se conforma”. Además, la expresión que uso como título a mi comentario, es de una señora, ya fallecida, con la que hacía referencia a ese afán por poseer, por “tener por tener”.
En sintonía con lo expresado, y antes de continuar reflexionando, vaya por delante mi reconocimiento a la investigación, al conocimiento y al desarrollo de todos los pueblos, pero, ¿a costa de qué?
¿Es lícito experimentar, investigar… con seres humanos u otros seres desarrollados, en según qué experimentos (tipo nazis 2ª guerra mundial)? Podríamos preguntarnos, incluso, si lo es con otros animales. Evidentemente, NO. Y no sólo porque determinadas leyes lo prohíban, sino porque éticamente no es asumible.
Del mismo modo, podríamos preguntarnos si es éticamente correcto el desarrollismo desaforado. Porque, a mi juicio, existe una diferencia importante y fundamental entre este término que he usado y el DESARROLLO, con mayúsculas.
Son muchos, prácticamente todos, los científicos que afirman que con este tipo de desarrollo que estamos practicando (crecer por crecer), vamos TODOS, y usaré una expresión coloquial, “proa al marisco”.
Este Gobierno Canario, que sufrimos desde hace ya demasiado tiempo, está empeñado en ese desarrollismo comentado. Todo son grandes obras: puertos, carreteras, etc. y, ahora, los trenes. ¿De qué tiene culpa la NATURALEZA para que se la trate de este modo? Conozco muy poco el trazado del “Tren del Sur”; algo más el del “Tren del Norte”. Pero ambos proyectos son tan agresivos con El Medio, que sus consecuencias sobre el mismo serán nefastas. La “huella” que dejarán a su paso, será de no menos de 70 metros de ancho. A eso hay que sumar las estaciones intercambiadoras y todos los puentes, túneles, rotondas, etc., precisos para sortear la vía en todos aquellos caminos y carreteras que sean partidos por esa infraestructura. Y no sólo eso, también se “parten” terrenos, casas, familias, relaciones…
Ellos mismos reconocen que hay otras formas de solucionar el problema del transporte MÁS BARATAS Y MENOS AGRESIVAS CON EL MEDIO. En su informe dicen que el Tren del Norte asumirá un 12% de pasajeros. Admiten además, que sólo disminuirá en un 4% el tráfico de vehículos privados y un 6% el de pasajeros que usan las guaguas. Y yo me pregunto, ¿eliminando ese 4% de vehículos privados se acabarán los atascos? ¿Es preciso competir con TITSA por un 6% de pasajeros? Y, sobre todo, para absorber un 2% de pasajeros hay que hacer tamaño desaguisado?
Para terminar, unos datos comparativos:
.- Tren del Norte: aproximadamente 2000 millones de euros.
.- Reconstrucción de Haití, tras el terremoto: aproximadamente 1000 millones.
.- Reconstrucción de Chile (¡más de 4200 km de longitud!): 3000 millones de euros en varios años.
Y aquí, “EN EL CENTRO DEL MUNDO”, pretendemos gastarnos 2000 millones en 37 KILÓMETROS. Para ello se descalificarán especies protegidas, lugares de protección integral ¡y lo que haga falta…! ¡Son unos caraduras!
Es un insulto a la inteligencia, pero, sobre todo, una prepotencia y falta de ética, que no tiene nombre.
Como decía esta buena señora, sin estudios reconocidos, pero con toda la sabiduría de La Vida: ¡Pa’qué tanto, Dios mío…!
Tacoronte, a 24 de marzo de 2010

Fdo.: Cristián J. Glez. Dorta

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