domingo, 11 de enero de 2015

No queremos regalos

Como sabemos este año es año de elecciones y debido a las protestas, los políticos de turno, con el Cabildo a la cabeza, se acuerdan de nuevo de este problema, y ya comienzan a salir en los medios de comunicación ofreciéndonos sus diferentes opciones, (la mayoría sin fundamento y sin ningún estudio mínimamente serio), para acallar las protestas y cómo no, de nuevo la propuesta estrella son los famosos trenes para la isla.
Hace tiempo que parecía haberse descartado esta ridícula y costosísima opción y más en los tiempos que vivimos, pero es muy fácil intentar dividir a los ciudadanos presentando propuestas que además de ser totalmente ineficaces e inviables tanto territorial como económicamente, nunca serían a corto/medio plazo.
Les interesa tenernos discutiendo sobre trenes sí o no, más carriles para la carretera, carriles bus, generación de empleo con las obras, etc. La misma cantinela y manipulación de siempre y mientras tanto siguen sin hacer absolutamente nada desde hace años, pero debemos reconocer que hasta ahora les ha salido bien, así que, por qué van a cambiar.
Deberíamos sobre todo, aprovechar esta marea de indignación entre los ciudadanos para exigir a las diferentes administraciones un estudio serio sobre el origen de las colas, sobre todo a primera hora de la mañana en dirección al área metropolitana, y una vez conocidas las causas, sería el momento de proponer y ejecutar las mejores soluciones posible, las más rápidas y las que sean económica y ambientalmente sostenibles. Pero siempre desde la seriedad y la objetividad y dejarnos de proclamas y promesas pre-electorales.
Ya sabemos por experiencia a dónde nos ha llevado la política de gastos públicos en grandes obras innecesarias y sin fundamento y sin un estudio serio de sostenibilidad en el futuro, (trenes, aeropuertos, autopistas, puertos, etc), al enriquecimiento de unos pocos y a la enorme deuda que nos han generado al resto y que, aunque no sabemos cómo se va a pagar, sí sabemos que seremos nosotros y nuestros hijos.
Por cierto, que no nos intenten engañar más, vengan los fondos para obras públicas de donde vengan, son una deuda contraida que hay que pagar y al final los que pagamos somos nosotros. Como ejemplo podemos ver cómo los fondos entregados por la Unión Europea a Grecia, para obras públicas entre otras cosas, son ahora reclamados, caiga quien caiga. Así que regalos, ninguno.
Como sabemos este año es año de elecciones y debido a las protestas, los políticos de turno, con el Cabildo a la cabeza, se acuerdan de nuevo de este problema, y ya comienzan a salir en los medios de comunicación ofreciéndonos sus diferentes opciones, (la mayoría sin fundamento y sin ningún estudio mínimamente serio), para acallar las protestas y cómo no, de nuevo la propuesta estrella son los famosos trenes para la isla.
Hace tiempo que parecía haberse descartado esta ridícula y costosísima opción y más en los tiempos que vivimos, pero es muy fácil intentar dividir a los ciudadanos presentando propuestas que además de ser totalmente ineficaces e inviables tanto territorial como económicamente, nunca serían a corto/medio plazo.
Les interesa tenernos discutiendo sobre trenes sí o no, más carriles para la carretera, carriles bus, generación de empleo con las obras, etc. La misma cantinela y manipulación de siempre y mientras tanto siguen sin hacer absolutamente nada desde hace años, pero debemos reconocer que hasta ahora les ha salido bien, así que, por qué van a cambiar.
Deberíamos sobre todo, aprovechar esta marea de indignación entre los ciudadanos para exigir a las diferentes administraciones un estudio serio sobre el origen de las colas, sobre todo a primera hora de la mañana en dirección al área metropolitana, y una vez conocidas las causas, sería el momento de proponer y ejecutar las mejores soluciones posible, las más rápidas y las que sean económica y ambientalmente sostenibles. Pero siempre desde la seriedad y la objetividad y dejarnos de proclamas y promesas pre-electorales.
Ya sabemos por experiencia a dónde nos ha llevado la política de gastos públicos en grandes obras innecesarias y sin fundamento y sin un estudio serio de sostenibilidad en el futuro, (trenes, aeropuertos, autopistas, puertos, etc), al enriquecimiento de unos pocos y a la enorme deuda que nos han generado al resto y que, aunque no sabemos cómo se va a pagar, sí sabemos que seremos nosotros y nuestros hijos.
Por cierto, que no nos intenten engañar más, vengan los fondos para obras públicas de donde vengan, son una deuda contraida que hay que pagar y al final los que pagamos somos nosotros. Como ejemplo podemos ver cómo los fondos entregados por la Unión Europea a Grecia, para obras públicas entre otras cosas, son ahora reclamados, caiga quien caiga. Así que regalos, ninguno.

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