viernes, 19 de febrero de 2010

Datos en Alegaciones al Tren del Norte

Se nos ha informado que en el Cabildo y oficinas del Metropolitano, se están entregando muchas alegaciones sin incluir en las mismas el nombre, el DNI, la situación de la vivienda o finca afectada o sin firmar y que por tanto no serán aceptadas como válidas, por lo que les recomendamos informen a su vez a todos los vecinos que comprueben que se incluyan estos datos en sus alegaciones. Muchas gracias.

Carta de una afectada

Me permito enviarles esta carta porque como afectada del tren del Norte, me tiran la casa y creo que es interesante que se conozcan los debates que se están produciendo a cuenta del trazado del tren. Es tanto el destrozo que ocasiona y tantas las tragedias de las familias que viven de un viñedo, de un trocito de huerta, que a fuerza de trabajo han levantado su casa. En todas las reuniones a las que asisto hay casos dramáticos de familias que pierden su forma de vida, su casa y hasta su identidad. Si la única solución fuera el tren.....de acuerdo, no quedaría más remedio que aceptarlo pero resulta que hay otras soluciones mucho más viables, más baratas, sin dañar el entorno y sin hacerle daño a tantas familias, pero que no se han querido tener en cuenta. Y yo me pregunto: Hay que hacer un parque eólico en Fasnia, o por ahí, para suministrar energía a este tren, hay que hacer andenes, intercambiadores, las vías del tren, las vías laterales, el espacio a los dos lados de reserva llamado de dominio público, unas carreteras de servicio para los pueblos que no tengan parada, sólo hay tres, para darle acceso a la gente de todos los barrios la oportunidad de llegar a la estación, aparcamientos para las personas que dejen su propio vehículo en las estaciones, hasta su regreso. Reubicarnos a todos los que nos quedamos sin casa, sólo en El Ortigal, afecta a 120 viviendas y vayan sumando por ese Norte. Según nos dicen consejeros del Cabildo, no existe tanto problema porque se intenta dar los mismos metros y la misma casa lo más cerca posible de donde tú la tienes. Hay personas que tienen 8.000 metros, otras 3.000, fincas enormes de toda la vida. ¿Queda suelo en la isla para todo eso?. ¿Y nos gustará vivir en una isla sin campo, sin el pequeño agricultor, sin nuestra forma de vida en este bendito Norte? En nombre del progreso se cometen muchas" barbaridades". Un abrazo. Irene.

miércoles, 17 de febrero de 2010

EL CHA-CA-CHA DEL TREN

Probablemente el inconsciente colectivo ha interiorizado la relación entre el tren y el progreso. Las películas americanas han creado esa imagen romántica del monstruo de hierro que en 1830 llevó la civilización a la costa oeste, atravesando llanuras infinitas, al ritmo del cha ca cha del tren. Quizás este hecho explica la afinidad que manifiesta mucha gente en esta isla con respecto al proyecto del tren del norte. Los expertos en “márquetin” del Cabildo han tirado de esa relación inconsciente que pretende guiar las vías por el camino del progreso y han aderezado esta idea con demagogia interesada. Basta con consultar los múltiples artículos que brotan en la prensa, como flores en primavera, para obtener infinitos argumentos que justifican la negación de este macro proyecto que amenaza con desfigurar la cara norte de la isla, como una cicatriz gigante que marcará su rostro de forma perenne. No será necesario recordar que una isla que vive fundamentalmente de vender su imagen a los ojos de los turistas, no se debe permitir el lujo de cambiar el paisaje natural de belleza endémica, por estructuras metálicas que ya contaminan suficientemente el entorno de procedencia de aquellos que nos visitan. Pero al margen de esta evidencia, el gran argumento en contra del monstruo guiado se resume en la sabiduría popular que se expresa en los refranes. Afirmar que el proyecto se justifica por las colas que adornan la TF-5 de multitud de colores en razón de las carrocerías de los coches, es como “el que tiene tos y se rasca… la cabeza”. Sólo que supone rascarse con uñas de acero, que dejarán heridas abiertas en el cráneo de nuestra tierra. El sentido común que parece ausentarse, misteriosamente, de los sesos de los políticos, indica que si la isla se inclina a primera hora de la mañana, como un barco cuando hunde su proa en el mar, haciendo que todos los vehículos rueden por la gravedad, hacia Santa Cruz, sería buena idea contrapesar la isla. Es decir, descentralizar la capital. Repartir instituciones por los pueblos, o invertir decididamente en hospitales que tengan una funcionalidad total y no sean ambulatorios hermosos, pero sin categoría suficiente para evitar la peregrinación en masa a la zona masificada. Por el contrario, se pretende invertir una cifra sangrante en un proyecto que se cae ante cualquier análisis mínimamente riguroso. Para empezar contradice al PIOT que apuesta por el respeto por el medio ambiente y la priorización de un uso más adecuado de las infraestructuras existentes, frente a la ejecución de nuevas obras. El coste económico se reduce a la mitad si se cumple esta premisa y se apuesta por la guagua, en lugar de dejarla morir, interesadamente, como medio de transporte eficiente; la población en la zona de medianías del Norte se encuentra diseminada en función de una forma de vida característica, que ahora se pone en riesgo y que dificulta claramente el posible uso del tren, puesto que plantea peros, por la dificultad de acceso, que desincentiva a los posibles usuarios; las afecciones a la propiedad privada son descomunales, por más que tomándonos por inmaduros mentales (metáfora de tontos), los defensores profesionales del tren, pinten un panorama tan gratificante que casi despierta el deseo de que se tiren las casas. Sin mencionar cómo se restauran los intereses de las empresas que tienen una posición estratégica al borde de la autopista, me pregunto cómo se gratifica a la familia que tiene que recoger su vida en maletas, para trasplantarla a dios sabe dónde. ¿A cuánto se paga el metro cuadrado de arraigo a la casa de toda la vida?
Las paradojas no cesan en lo expuesto hasta el momento. Sería gracioso de no ser tan penoso. Los diferentes alcaldes de los municipios afectados, apoyan en su mayoría el proyecto. Sin embargo no están dispuestos a pagar el precio que se pueden cobrar, en forma de votos, los directamente afectados. Por ello, cada mandatario asoma la cabeza en el límite de su municipio y levantando la mano, solicita al técnico del Cabildo que realiza el trazado, que se detenga. Luego le susurra al oído: “en mi municipio usted me soterra al bicho eh…” el fenómeno se repite con cada alcalde, de tal manera que el proyecto ya se conoce como el “metro del norte”. Todos apoyan la “maravillosa” idea, pero nadie quiere el coste electoral. No obstante esta forma lamentable de practicar la política no es lo peor de la praxis. Lo verdaderamente dañino para el funcionamiento democrático, tan cacareado cuando interesa, es la política de hechos consumados. Es cierto que no es necesaria una consulta popular para poner una calle en el País Vasco, en honor de Induráin. Pero las políticas que suponen proyectos faraónicos que afectarán la forma de vida de muchas generaciones, exigen que los políticos se acerquen a la calle con el mismo entusiasmo con que lo hacen cuando se aproximan las citas electorales. Este proyecto y cualquier otro de magnitud semejante exige un procedimiento distinto. Aplicado al caso que nos ocupa no se entiende que no se comenzara con un estudio sociológico serio sobre la movilidad en la isla. Hacia dónde se mueve la gente, en qué tramo horario y por qué. Una vez detectada la naturaleza del problema fundada en una base científica sólida y seria, el siguiente paso sería abrir un debate sobre la mejor solución. Dicho de otra manera: diagnóstico y tratamiento. El procedimiento seguido por el Cabildo dista mucho de esta praxis. Se ha impuesto directamente la “solución” del tren, sin diagnóstico y debate del tratamiento. Esta forma de actuar crea sospechas entre quienes creemos que si piensas mal, acertarás. Cabría considerar que los productores del “medicamento” sobre raíles, tienen especial interés en vendernos su producto aunque no sea, ni de lejos, la solución a la enfermedad de los atascos. Todo apunta que hay quien escucha en el compás del cha ca cha del tren, el canto agudo y triste del euro.
MOISÉS GLEZ. MIRANDA

TRENES: CONSECUENCIAS Y ALTERNATIVAS


Carta abierta a los canarios sobre la futura instalación de trenes en las Islas
ALEJANDRO SUÁREZ ABREU (*)
03/02/2010

Ante la inminente creación de líneas férreas canarias en las islas de Gran Canaria y Tenerife, es imprescindible que todo ciudadano canario reflexione con coherencia sobre las consecuencias de dicho proyecto, mucho más complejas y tristes que la desaparición de viviendas por culpa de los trazados propuestos.
Vivimos en islas. No disponemos de planicies ni grandes espacios deshabitados como ocurre en los continentes. Nuestro suelo no sólo es muy limitado, sino que, por causa de los terribles planes de ordenación desarrollados en las islas, ahora es escaso. Nuestra principal fuente de riqueza es el turismo.

Cada año millones de personas nos visitan en busca de nuestro sol, nuestras playas, nuestros parajes naturales, nuestra belleza paisajística,… Sin embargo, las islas se están convirtiendo en bloques de hormigón que sólo dejan espacio a la vida natural en las zonas altas y en los entornos que, a Dios gracias, gozan ya de protección institucional.
Es cierto que la explosión demográfica ha generado graves problemas en las comunicaciones que deben ser resueltos. Pero es igual de cierto que nuestros políticos no nos ofrecen las soluciones más eficaces y sostenibles para nosotros y nuestro medio. Continúan con un ambicioso programa de desarrollo basado en las grandes y carísimas obras que se alejan de nuestras verdaderas necesidades.

Canarias debe saber administrar sus recursos, sobre todo los económicos. Para garantizar la sostenibilidad del desarrollo es indispensable ser coherentes con las circunstancias que se viven en las islas.
Por eso, el ciudadano debe saber que existen alternativas a los trenes canarios, igual o más eficaces e infinitamente más baratas.

La mayoría de las plataformas de ciudadanos que empiezan a movilizarse centran su reflexión y su reivindicación en el trazado de los trenes y en que las propiedades de unos y otros no queden afectadas. Desde esta carta se hace un llamamiento a la concienciación, a la solidaridad y a la responsabilidad. Las Islas son de todos y todos somos responsables de lo que se haga en cada metro cuadrado y de cómo se utilice cada euro canario.

Sobre los trenes
Se pretende solucionar el problema de la congestión de tráfico y agilizar las comunicaciones con un nuevo medio de trasporte ecológico. Lo que los canarios no saben es que el Gobierno, además de construir los trenes, quiere continuar con su política de ampliación de autopistas, sobre todo en Tenerife.
-  El presupuesto de toda la red ferroviaria canaria asciende a 4.200 millones de euros entre ambas islas. Lo que los canarios no saben es que existen alternativas igual de ecológicas y más eficaces que cuestan 40 veces menos y no se nos plantean.
-  Se promueve el tren como un medio de transporte sostenible. Lo que los canarios no saben es que sólo las obras provocarán una destrucción masiva de suelo rústico protegido y que, como cualquier tren, los vehículos producirán un enorme impacto acústico permanente ya que los trazados atraviesan gran número de zonas urbanizadas.
-  Se ofrece el tren como medio de transporte rápido y eficaz. Lo que los canarios no saben es que la orografía de las Islas, sobre todo para el tren del Norte de Tenerife, dificultará la velocidad de los vehículos al tener que circular por grandes cuestas y hacer paradas en las diferentes estaciones que se prevén en su recorrido, con lo cual no le dará tiempo a ganar velocidad entre parada y parada

Consecuencias de los trenes.
Gasto de 4200 millones de euros que no tenemos.
-  Desaparición de cientos de viviendas y comercios.
-  Destrucción de miles de metros cuadrados de suelo protegido.
-  Un impacto visual catastrófico para las islas y para el turismo.
-  Un impacto acústico que superará con creces el provocado por las autopistas.
-  Pueden resolver la congestión de tráfico pero no la demora en los desplazamientos porque el trazado, la orografía  y la escasa distancia entre estaciones no permite grandes velocidades.
-  Durante las obras, colapsará el tráfico en las numerosas zonas urbanas por las que las líneas discurrirán.
-  Dada la configuración volcánica de las islas, existe, durante las obras, el riesgo añadido que supone la creación de los túneles necesarios para evitar el trazado en superficie (ocurrió nada menos que en las obras del AVE. La aparición de grandes socavones provocó desplomes de la línea y replanteamientos del trazado una vez que las obras habían terminado, lo cual demoró años su inauguración y encareció notablemente las obras).

Ciudadanos de Gran Canaria y Tenerife, reflexionemoS: El problema no es el trazado de los trenes. El verdadero problema es su coste desproporcionado y su precio medioambiental.

Ciudadanos de las islas menores, reflexionen: construir los trenes de Gran Canaria y Tenerife es un insulto a los habitantes del resto de las Canarias que no cuentan con los medios sanitarios, educativos y sociales básicos en pleno siglo XXI, porque estos trenes se construirán con dinero de todos los canarios, no sólo de los correspondientes Cabildos.

¿Por qué esta infraestructura es un lujo que no podemos permitirnos?
-  Porque el 23% de la población canaria vive por debajo del umbral de la pobreza.
-  Porque nuestro gobierno dice que no hay dinero para contratar más médicos ni construir más hospitales (contratan médicos extranjeros alegando que la contratación de un médico canario es muy cara).
-  Porque nuestro gobierno dice que no tiene dinero para más especialistas médicos. El tiempo medio de espera de un paciente en algunas especialidades es de ¡DOS AÑOS!
-  Porque nuestro gobierno dice que no tiene dinero para hacer más hospitales y centros de salud. En la isla de La Gomera la mayoría de la gente no tiene un buen acceso a un servicio de urgencias ni a la atención médica básica. En la isla de El Hierro ocurre lo mismo. Muchísimos pacientes tienen que desplazarse a Tenerife y Gran Canaria para poder ser atendidos adecuadamente en un centro hospitalario.
-  Porque nuestro gobierno dice que no tiene más dinero para construir nuevos complejos sanitarios. Las obras de los hospitales del Norte y Sur de Tenerife continúan demorándose y la inversión total en ambos complejos no llega ni a la tercera parte de lo que costó el tranvía de Santa Cruz (cuya obra no sufrió retraso alguno). Mientras, hay especialistas de los hospitales públicos que denuncian que no pueden operar, a pesar de tener larguísimas litas de espera, porque la gerencia de los hospitales públicos envía a los pacientes quirúrgicos a hospitales privados.
-  Porque nuestro gobierno dice que no tiene dinero para mantener las sustituciones del profesorado de secundaria, pretendiendo cerrar las listas, condenando al paro a cientos de profesores canarios.
-  Porque el grado de absentismo escolar es desproporcionado.
-  Porque los ayuntamientos canarios no soportan la carga de trabajo a la que deben hacer frente los servicios sociales de cada municipio, tales son las necesidades de todo tipo que sufren miles de canarios.
-  Porque no se ha invertido ni un solo euro en mejorar los servicios de transporte público existentes.
-  Porque Canarias es una de las comunidades autónomas con mayor índice de desempleo.
- Porque los centros judiciales están colapsados y carecen de las instalaciones y del personal suficiente para hacer frente a la sobrecarga de trabajo que sufren.
- Porque no hay suficientes centros públicos para la tercera edad y hasta ahora es la iniciativa privada la que impulsa proyectos destinados a los enfermos crónicos (sobre todo, pacientes de Alzheimer).
-  Porque las redes de abastecimiento y de canalización de aguas negras y/o pluviales de las islas son limitadas u obsoletas, de manera que el agua de lluvia apenas se aprovecha.
-  Porque las islas son un sembrado de tendidos eléctricos que podrían soterrarse para terminar con el impacto medioambiental que producen.
-  Porque hay un gran número de zonas deprimidas, con graves conflictos sociales, que necesitan atención inmediata.
-  Porque un gran porcentaje del suelo rústico productivo de Canarias está abandonado.
-  Porque aun no han recibido las ayudas los afectados por el incendio de La Palma ni por otras catástrofes naturales recientes.
-  Porque hay aún muchísimo patrimonio natural e histórico que hay que rescatar porque es lo que mueve nuestra principal industria: el turismo.
-  Porque las administraciones, a pesar de estar sobrecargadas de personal y de departamentos, son ineficaces y extremadamente lentas.
-  Primero, hay que garantizar la salud, la educación, la sostenibilidad, el buen funcionamiento de las instituciones y el bienestar de los ciudadanos. Una vez cubiertas esas necesidades, bienvenidos sean los grandes proyectos.

¿Cúal podría ser la alternativa a la red ferroviaria?
Sencilla: Una red de carriles bus de doble sentido, a lo largo de todas las autopistas, suspendido sobre puentes que cubran parcialmente un solo lado de la vía, y transitado por guaguas propulsadas con gas y por ambulancias. De esa manera se cubre la necesidad de descongestionar el tráfico de las autopistas, se puede viajar más rápido en horas punta, es más económico para el pasajero, es más ecológico puesto que al ser vehículos a gas no contaminan (se usan ya en varias ciudades, algunas de ellas canarias) y, al ir suspendido en un puente sobre la autopista en cuestión, aprovecha las pasarelas existentes para el acceso de los pasajeros. La función que supuestamente cumplirían los trenes queda igualmente cumplida con el añadido de que, en el caso de las guaguas, no sólo no se contamina, sino que no se invade ni un metro cuadrado más de suelo ya que se aprovecha el trazado existente de las autopistas. El coste de una infraestructura de estas características sería, aproximadamente, ¡40 veces menor que el coste de los trenes!

¿Qué podría hacerse con esa inmensa cantidad de dinero ahorrado procedente de los Cabildos, del Gobierno autónomo y del Ministerio de Fomento.
Recaudarlo, claro, pero aprovechar para emplearlo en cubrir necesidades verdaderas. Por ejemplo, éstas:
-  No sólo finalizar los hospitales del norte y el sur de Tenerife, sino convertirlos en lo que debieron ser desde el principio: grandes complejos hospitalarios con todas las especialidades y opciones quirúrgicas.
-  Apostar por la contratación de médicos canarios. Abastecer de personal a todos los centros de salud de Canarias para poder reducir al mínimo las listas de espera.
-  Dotar a las islas menores de centros ambulatorios suficientes, con servicios de urgencia de 24 horas y crear una adecuada infraestructura hospitalaria en cada isla menor.
-  Desarrollar un programa integral de recuperación del campo canario y sus productos agrícolas, creando nuevas redes comerciales que repercutan en la generación de empleo en el medio rural de las islas.
-  Construir nuevos centros educativos y desbloquear las listas del profesorado.
-  Borrar la pobreza de las islas.
-  Invertir en zonas deprimidas dotándolas de más y más eficaces unidades de asistencia social.
-  Invertir desde las instituciones en nuevos sectores industriales que generen empleo.
-  Crear nuevos programas de formación profesional que aumenten las opciones empresariales de futuros autónomos.
-  Rehabilitar las costas canarias y ampliar la protección de los espacios protegidos favoreciendo, al mismo tiempo, la inversión privada orientada a proyectos de desarrollo ambiental que generen empleo y riqueza.
-  Recuperar las ayudas a las numerosas ONG’s que han debido cesar sus actividades en las islas porque nuestro gobierno les ha retirado las subvenciones alegando la actual situación de crisis.
-  Apostar definitiva y honestamente por las energías renovables.

De todos depende. Es la oportunidad de todos los canarios para recuperar nuestra confianza, para hacer de Canarias un lugar próspero para todos y exigir a nuestros gobernantes la solución a nuestros verdaderos problemas. Porque podemos, hagámoslo.

(*) Un ciudadano más.