domingo, 17 de abril de 2011

El arquitecto y urbanista Faustino García Márquez declara que: "Hay sistemas de transporte más adaptados al territorio y más económicos que el tren"


(Reproducimos una entrevista publicada en el periódico El Dia, el 17-4-2011)

El arquitecto y urbanista Faustino García Márquez, que participó esta semana en el ciclo "Enciende la Tierra" de CajaCanarias y en el III Foro de Derecho Urbanístico, considera que el motivo fundamental de que muchos municipios canarios no tengan aprobado aún su plan de ordenación del territorio es el "complejo sistema político-administrativo" que existe. Considerado el padre de las directrices de turismo, el exdirector de la agencia Canaria del Cambio Climático señala que un "40 por ciento de las localidades canarias todavía tienen un planeamiento anterior a la ley de ordenación del territorio".
¿Cuál es la situación actual de los municipios canarios respecto a la implantación de sus planes de ordenación?
En general están bastantes retrasados, pues de los 88 municipios isleños, hay 26 que tienen sus planes posteriores al año 2005 y los planeamientos de otras treinta localidades datan de entre 2000 y 2005. El resto de ayuntamientos tienen documentos anteriores a la ley de ordenación del territorio, por lo que se puede decir que un 40 por ciento de los municipios canarios todavía tienen un planeamiento anterior a la ley de ordenación del territorio. Además, entre esas localidades destacan por su atraso justamente los turísticos, que son los que han registrado un mayor índice de crecimiento y son los que se deberían actualizar antes, ya que en algunos de ellos su población se ha llegado a triplicar, y un planeamiento de 1990, por muy previsor que sea, no tendría que dar respuesta a las nuevas necesidades.
¿Por qué se da esta situación?
Es un problema complejo. Ha habido una sucesión de documentos a los que adaptarse. Primero fue la Ley 9/99, después vinieron las directrices, luego el plan insular de ordenación del territorio... Como es lógico, cuando se pone en marcha una ley nueva se produce un movimiento de adaptación a ella. Pero, fundamentalmente, las razones son las de orden social y político-administrativo, que son los más difíciles de superar. Los problemas de índole político-administrativa producen un bloqueo, y a esto hay que sumarles la sucesión de obligaciones de adaptaciones y la complejidad de los planeamientos, que deben estar adaptados ambientalmente y que tienen que contar con participación ciudadana.
¿Qué lo llevó a dejar la política?
La política me dejó a mí, no yo a ella. Siempre he pensado que es necesario actuar en política, pero no contra tus propias convicciones. En mi caso se impuso una contradicción, la Ley de Medidas Urgentes, que yo pensaba, y continúo haciéndolo, que es muy poco sostenible, y, como mi misión dentro del Gobierno era la sostenibilidad, no tuve más remedio que quedarme fuera. Como el Gobierno no iba a dimitir, lo hice yoTendría que pasar una cosa muy gorda para que volviera a la política.
¿Por qué es poco sostenible la Ley de Medidas Urgentes?
Por varias razones, pero la fundamental es que propicia una ocupación del suelo rústico, sobre todo el de protección agraria, con usos que deberían estar en otros ámbitos. Esta ley ayuda a la instalación de colegios privados, instalaciones sanitarias y polígonos industriales en ese mismo suelo, cuando en Canarias hay 8 millones de metros cuadrados de suelo ordenado y vacante con destino industrial. No era necesario hacer esa ley, como tampoco lo era hacer campos de golf en un paisaje protegido. En aquel momento hice un informe desmenuzando un poco las partes insostenibles de esa ley y pidiéndole al Gobierno que lo rectificara en favor de la sostenibilidad, pues aunque la ley tiene sus elementos positivos, pesaba mucho más el perjuicio que podía causar en el suelo rústico.
¿Qué opinión le sugiere la nueva normativa de la moratoria?
En líneas generales mantiene la contención del crecimiento de la planta alojativa e impulsa la rehabilitación de la planta alojativa existente. En realidad, este ultimo punto es el elemento más interesante, y espero que tenga éxito porque lo necesitamos de una forma radical.
¿Cree que existe un equilibrio entre medio ambiente y el desarrollo urbanístico en Canarias?
En absoluto. Los diez municipios que más suelo han consumido entre 1987 y 2002 prácticamente todos son turísticos. Ejemplos de esto son Fuerteventura y Tenerife, pues en quince años el primer caso triplicó la cantidad de suelo artificializado que había utilizado en los 100 años anteriores, y en el segundo se aumentó en un 50 por ciento, cuando la población solo creció en un 27 por ciento en esos años. Además, si estas actuaciones se justificaran por el crecimiento, para ser sostenible la Isla tendría que haber consumido menos suelo de lo que creció, debería haber compactado ese crecimiento. En 2007, el Ministerio de Medio Ambiente calculó que Canarias necesitaba para producir los recursos que consume y absorber los residuos que produce 70.000 kilómetros cuadrados más de los tiene. Evidentemente, siempre seremos deficitarios porque aquí viven 2.400.000 personas contando los turistas diarios y no producimos casi nada, salvo felicidad y aire, por lo que no podemos es permitirnos el lujo de aumentar la cuenta que tenemos.
Teniendo en cuenta esta evolución, ¿qué futuro nos espera?
Transformarnos. O cambiamos nuestra forma de ser o nuestros tataranietos no nos perdonarán en la vida lo que les hemos hecho, porque evidentemente lo que no empecemos a remediar ahora ellos no tendrán forma de hacerlo. Ahora es cuando tenemos la capacidad de cambiar nuestra forma de consumir, gastar agua, electricidad... Y es que o nos ponemos en marcha ya o nos van a sacar nuestros huesos de la tierra y nos pegarán pedradas, porque les vamos a dejar un mundo bastante poco habitable.
¿Qué opina de los proyectos de los trenes del Norte y del Sur de Tenerife?
Considero que hay modelos de transportes más económicos y mejor adaptados al sistema territorialque tenemos, porque en la generalidad de las islas nuestro territorio costero y de interior es muy disperso, y dar un servicio apropiado a esos ciudadanos es casi imposible. Esta situación no se arregla con un tren, pero sin embargo con otro tipo de soluciones más flexibles y mejor adaptadas al terreno que, además nos costarían menos. También hay que tener en cuenta que el tren no compite con el coche, pues tiene sus propios raíles y nunca tropieza con el automóvil, mientras que otros sistemas, como metros de superficie y guaguas ocupan carriles y por tanto desplazan el coche. Por ello, el tren no resuelve el problema, sino intentar conciliar dos modos diferentes, y como mucho complementarios, de trasladarse. Además, este sistema de transporte ocupa más territorio y que constituye una nueva barrera a efectos ambientales.
¿Cuáles son esas alternativas de transporte más apropiadas de las habla?
Transporte rodado de guaguas impulsadas con electricidad o combustibles poco contaminantes con carriles exclusivos y posibilidades de desviarse de la ruta principal para cubrir determinadas áreas. Esto debe ir apoyado con áreas de aparcamiento para que la gente deje los coches y coja los transportes de superficie. Y es que no se trata de poner un medio mágico sobre el territorio, sino de crear un sistema que concilie el transporte privado con el público y dar las facilidades para que se produzca esa interrelación entre ellos. Creo que el tren es un modo demasiado rígido para resolver todos esos problemas.

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