Nunca antes un tren había creado tanta expectación, al menos en opinión del presidente del Cabildo. Y es que según las predicciones de Ricardo Melchior, el tren de alta velocidad de Tenerife atraerá a 300.000 turistas a la isla. Que tiemblen el Transiberiano y el Orient Express...
Ni los propios alemanes, encargados de este proyecto, están muy convencidos de su viabilidad. Pero el Cabildo de Tenerife tiene a su disposición de un documento que, contradiciendo la voluntad de los ciudadanos, de los grupos ecologistas y del sentido común, dice “adelante con el tren, y a toda velocidad”.
Y es que hay que sacar este proyecto a toda costa, porque ya lo advierte el presidente del Cabildo, Ricardo Melchior: este proyecto atraería a 300.000 turistas anualmente a la isla de Tenerife. Turistas cuyo principal objetivo será subirse en un tren de alta velocidad. Turistas 'raros', señor presidente.
Como hay que hacer este tren lo más rápido posible, no vaya a ser que alguien más se de cuenta de que este proyecto no hay por dónde cogerlo, Melchior se va de paseo buscando financiación y aplicando argumentos tan convincentes como el anteriormente citado. Pero al presidente le sobran los motivos, y es que coger el tren en el aeropuerto norte y ponerse en el aeropuerto sur en quince minutos, no tiene precio. ¿O sí?
Pues resulta que sí. Aproximadamente 3.000 millones de euros, así como unas infraestructuras faraónicas en las que las autoridades eluden la responsabilidad de hablar de 'impacto medioambiental'. Y es que montañas, animalitos y plantas hay por todos lados, pero los trenes de alta velocidad son un distintivo aún más destacado que El Teide.
Por otro lado, ¿qué sentido tiene unir estos dos puntos cuando por un precio bastante más reducido se podría mejorar el ya existente servicio de guaguas? De esta manera no serían necesarias ni las expropiaciones ni la modificación de la geografía insular y los resultados serían beneficiosos para todos, no sólo para esos turistas 'raros' que vendrían a la isla con el único aliciente de viajar durante quince minutos entre los dos aeropuertos de Tenerife.
No me imagino a Agatha Christie escribiendo una novela ambientada en un tren de alta velocidad que ha costado una millonada a los canarios y que no servirá para solucionar los problemas de transporte en la isla. Más que nada porque, aunque su género también es la intriga y el misterio, todo este asunto tiene más de ciencia ficción.
| miércoles 20 de abril de 2011
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