El medio ambiente puede crear más empleo en Canarias que los trenes
Faustino García Márquez, exdirector de la agencia de desarrollo sostenible, afirma que "los parques naturales tienen una defensa pasiva y sin medidas de desarrollo"
El exdirector de la Agencia Canaria de Desarrollo Sostenible, Faustino García Márquez. la opinión
FERNANDO BETHENCOURT
SANTA CRUZ DE TENERIFE El primer director de la Agencia Canaria de Desarrollo Sostenible y del Cambio Climático dimitió del cargo en el año 1998 ante la falta de sostenibilidad de la Ley de Medidas Urgentes. Senderista confeso y comprometido con el medio ambiente, Faustino García Márquez habla de los intereses que, en plena crisis, se esconden detrás de las políticas ambientales y de los principales proyectos megalómanos.
–A usted se le ha definido como un arquitecto de izquierdas. ¿Puede un edificio tener una tendencia o color político?
–Sí, de hecho hubo una arquitectura de izquierda en los años 30 de Alemania y en la posguerra inglesa, los años álgidos de la lucha social y de clases.
–¿Tenemos muchas de estas construcciones en Canarias?
–No. Los hay modernos en las formas pero no con un contenido social comprometido. Creo recordar una en Santa Brígida o en algunas cooperativas de taxistas.
–¿Estamos pagando ahora el ansia de una economía basada en el ladrillo?
–Sí y lo pagamos todos. En este aspecto no escarmentamos porque ya hay dos proposiciones del ley en el Parlamento de Canarias y el PP ha dicho que volverá a imponer una ley de urbanización como la del 98, una de las de mayor responsabilidad en esta crisis.
–¿Aún estando vacías muchas de esas nuevas construcciones?
–Claro. Ahora hay un stock sin salida en el mercado pero los bancos siguen sin bajar los precios.
–¿Cuál es el grado de atención a los parques naturales canarios?
–Creo que hay una defensa pasiva y sin medidas activas de protección y desarrollo como para que se conviertan en el relicto de especies que realmente son. Ahora aparecen campos de golf en espacios protegidos o infraestructuras dañinas.
–¿Pasaría de largo Von Humboldt si viviera ahora o luciría una pulsera del todo incluido?
–Creo que vendría con el todo incluido a estudiar la biosfera canaria. Somos un auténtico paradigma al ser ricos en biodiversidad, pero también en la presión sobre el territorio.
–¿Es significativo que la mirada científica se dirige ahora más al cielo que al suelo?
–Efectivamente, la mirada hacia la tierra no es tan satisfactoria como al cielo, pero vivimos abajo.
–¿Qué le parecen los proyectos de grandes infraestructuras que se están planteando, como los trenes?
–Son tan innecesarios y megalómanos como definitorios de una visión miope y depredadora de nuestra sociedad. Pensamos en trenes y pistas aeroportuarias al tiempo que dejamos que los recursos, baratos y con más necesidad de mano de obra, se pierdan.
–¿Sirven al propósito de mantener a la industria de la construcción en marcha?
–Ni siquiera eso. Pretenden mantener grandes proyectos económicos porque éstas son obras con gasto en maquinaria y capital financiero pero con muy poca mano de obra. Son operaciones especulativas y no descarto que haya corrupción política. La industria se beneficiaría más con la regeneración de la planta alojativa.
–¿Tras su marcha de la Agencia Canaria de Desarrollo Sostenible, que el tiempo le dé la razón es la mayor de sus penas?
–Efectivamente, malditas las ganas que tenía porque viene a remachar que vamos mal y que hace falta un viraje radical que no se ve por ningún lado. El dejar que la política territorial se separara de medio ambiente es una forma de denotar que el tiempo me da la razón y malditas las ganas...
–¿Cuál ha sido, entre las divergencias, la materia que mayor dolor le ha provocado?
–Posiblemente, por senderista, la agresión al suelo rústico canario que significa la ley de medidas urgentes. Es el peor golpe. Al mismo nivel está el catálogo de especies protegidas, que es un desprecio al espíritu científico y a nuestra riqueza biológica frente a intereses especulativos.
–¿Le queda algún interés en la política?
–Como ciudadano y abuelo sí, pero profesionalmente por experiencia estoy inoculado del virus.
–¿Y fe en los políticos?
–Cada vez menos, aunque con esperanza en los nuevos movimientos sociales y políticos. Hay que conformar otra realidad.
–¿Han sido el medio ambiente y el desarrollo sostenible víctimas en esta crisis?
–Se está intentado anteponer como antagonistas el medio ambiente con el paro y poniendo las grandes infraestructuras como solución cuando es completamente falso. El medio ambiente es un gran generador de empleo, más que las grandes infraestructuras, como el tren.
–¿Esto explica las políticas sobre abastecimiento energético?
–Exactamente. La subida en el precio del petróleo nos está machacando y no tenemos alternativas, ni una mínima autonomía energética que, como islas, deberíamos tener. Es un tema de supervivencia pero no interesa. Mientras, la única iniciativa mínima que hay, la eólica, cae en un lodazal de corrupción política.
SANTA CRUZ DE TENERIFE El primer director de la Agencia Canaria de Desarrollo Sostenible y del Cambio Climático dimitió del cargo en el año 1998 ante la falta de sostenibilidad de la Ley de Medidas Urgentes. Senderista confeso y comprometido con el medio ambiente, Faustino García Márquez habla de los intereses que, en plena crisis, se esconden detrás de las políticas ambientales y de los principales proyectos megalómanos.
–A usted se le ha definido como un arquitecto de izquierdas. ¿Puede un edificio tener una tendencia o color político?
–Sí, de hecho hubo una arquitectura de izquierda en los años 30 de Alemania y en la posguerra inglesa, los años álgidos de la lucha social y de clases.
–¿Tenemos muchas de estas construcciones en Canarias?
–No. Los hay modernos en las formas pero no con un contenido social comprometido. Creo recordar una en Santa Brígida o en algunas cooperativas de taxistas.
–¿Estamos pagando ahora el ansia de una economía basada en el ladrillo?
–Sí y lo pagamos todos. En este aspecto no escarmentamos porque ya hay dos proposiciones del ley en el Parlamento de Canarias y el PP ha dicho que volverá a imponer una ley de urbanización como la del 98, una de las de mayor responsabilidad en esta crisis.
–¿Aún estando vacías muchas de esas nuevas construcciones?
–Claro. Ahora hay un stock sin salida en el mercado pero los bancos siguen sin bajar los precios.
–¿Cuál es el grado de atención a los parques naturales canarios?
–Creo que hay una defensa pasiva y sin medidas activas de protección y desarrollo como para que se conviertan en el relicto de especies que realmente son. Ahora aparecen campos de golf en espacios protegidos o infraestructuras dañinas.
–¿Pasaría de largo Von Humboldt si viviera ahora o luciría una pulsera del todo incluido?
–Creo que vendría con el todo incluido a estudiar la biosfera canaria. Somos un auténtico paradigma al ser ricos en biodiversidad, pero también en la presión sobre el territorio.
–¿Es significativo que la mirada científica se dirige ahora más al cielo que al suelo?
–Efectivamente, la mirada hacia la tierra no es tan satisfactoria como al cielo, pero vivimos abajo.
–¿Qué le parecen los proyectos de grandes infraestructuras que se están planteando, como los trenes?
–Son tan innecesarios y megalómanos como definitorios de una visión miope y depredadora de nuestra sociedad. Pensamos en trenes y pistas aeroportuarias al tiempo que dejamos que los recursos, baratos y con más necesidad de mano de obra, se pierdan.
–¿Sirven al propósito de mantener a la industria de la construcción en marcha?
–Ni siquiera eso. Pretenden mantener grandes proyectos económicos porque éstas son obras con gasto en maquinaria y capital financiero pero con muy poca mano de obra. Son operaciones especulativas y no descarto que haya corrupción política. La industria se beneficiaría más con la regeneración de la planta alojativa.
–¿Tras su marcha de la Agencia Canaria de Desarrollo Sostenible, que el tiempo le dé la razón es la mayor de sus penas?
–Efectivamente, malditas las ganas que tenía porque viene a remachar que vamos mal y que hace falta un viraje radical que no se ve por ningún lado. El dejar que la política territorial se separara de medio ambiente es una forma de denotar que el tiempo me da la razón y malditas las ganas...
–¿Cuál ha sido, entre las divergencias, la materia que mayor dolor le ha provocado?
–Posiblemente, por senderista, la agresión al suelo rústico canario que significa la ley de medidas urgentes. Es el peor golpe. Al mismo nivel está el catálogo de especies protegidas, que es un desprecio al espíritu científico y a nuestra riqueza biológica frente a intereses especulativos.
–¿Le queda algún interés en la política?
–Como ciudadano y abuelo sí, pero profesionalmente por experiencia estoy inoculado del virus.
–¿Y fe en los políticos?
–Cada vez menos, aunque con esperanza en los nuevos movimientos sociales y políticos. Hay que conformar otra realidad.
–¿Han sido el medio ambiente y el desarrollo sostenible víctimas en esta crisis?
–Se está intentado anteponer como antagonistas el medio ambiente con el paro y poniendo las grandes infraestructuras como solución cuando es completamente falso. El medio ambiente es un gran generador de empleo, más que las grandes infraestructuras, como el tren.
–¿Esto explica las políticas sobre abastecimiento energético?
–Exactamente. La subida en el precio del petróleo nos está machacando y no tenemos alternativas, ni una mínima autonomía energética que, como islas, deberíamos tener. Es un tema de supervivencia pero no interesa. Mientras, la única iniciativa mínima que hay, la eólica, cae en un lodazal de corrupción política.
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