Mi
nombre es Cristian Glez. Dorta. Agradezco la posibilidad que nos han ofrecido
de poder dirigirnos a ustedes como representantes del pueblo lagunero. Intervengo
en este pleno gracias a la colaboración de la Asociación de Vecinos
del Casco Histórico de La
Laguna, que me ha permitido que hable en representación de la Plataforma de Afectados
por el Proyecto del Tren del Norte de Tenerife, para exponer nuestro parecer
respecto al mismo.
–
Nuestra plataforma es un grupo compuesto por personas de varios municipios del
Norte de Tenerife, que nos veremos afectados/as por las obras del Tren del
Norte en distinto grado y forma. Aunque
no representamos a ningún partido político en concreto, agradecemos la
iniciativa de aquellos partidos que presentan alegaciones o mociones en los
ayuntamientos donde tienen representación, contra el proyecto ferroviario que
defiende el Cabildo.
–
Nuestra oposición a las obras del Tren del Norte es razonada, fundamentada en
observaciones de tipo técnico y económico, y no es ningún capricho particular o
una postura de simple negación al progreso. Al contrario, estamos a favor de
que se puedan mejorar las comunicaciones internas en nuestra Isla, pero no a
costa de sacrificar el paisaje o las propiedades de numerosos vecinos y
empresas de nuestras comarcas, o a costa de causar graves daños en el paisaje y
en la capacidad productiva del suelo.
–
El Cabildo de Tenerife ha invertido mucho dinero en una campaña publicitaria
para intentar convencer a parte de la población de que esta obra es necesaria. Sin embargo, creemos que esta obra, como
propuesta de solución a los atascos del tráfico particular en las autovías y
carreteras, no es la solución, al igual que no lo creía el propio presidente
del Cabildo tinerfeño a finales de los años 90. Desde 2010 se han publicado
varias versiones del proyecto que han tenido que ser corregidas, hasta en un
70% de su totalidad, no solo por la enorme cantidad de alegaciones (casi 500 en
el último período de exposición pública, contra la viabilidad o necesidad de
hacer la obra o no), presentadas por particulares, colectivos, e incluso,
ayuntamientos, como éste mismo, contra los trazados diseñados por el equipo
redactor, sino porque, da la impresión de que no saben, exactamente, qué tipo
de tren se pretende implantar. ¿Será de alta velocidad, de cercanías, mixto de
pasajeros y carga, de otro tipo…?
Y
creemos que el tren no es la solución por varias razones:
1
– Porque en sus propios cálculos, reconoce el proyecto que en el mejor de los
casos, sólo absorberá entre un 4% y un
6% de los usuarios del coche particular que
hoy atasca a ciertas horas la autovía TF5.
2
– Porque se ha ido incrementando el presupuesto de la obra desde los 760
millones de euros iniciales hasta los actuales 1.163 millones de euros, y en los
cuales siguen sin incluirse numerosos trabajos de corrección del impacto
ambiental que generaría, o en los que tampoco se incluyen obras anexas al
tendido de la vía, como sería la rectificación de carreteras, rotondas, calles,
puentes, etc. afectadas todas por el trazado.
Además,
ya sabemos en cuánto más se transforman los presupuestos iniciales. Seguramente
llegaríamos al doble de esa cifra, si no, a otra superior.
3
– Pero, sin duda, la razón más contundente es la existencia de otra solución,
que supone invertir sólo 1/5 parte del dinero que costaría hacer la obra
ferroviaria. Esa solución es la del carril exclusivo para guaguas, separado del
resto del tráfico mediante un muro o valla; un sistema que es eficaz en
diversas áreas metropolitanas europeas y cuya
capacidad de carga y rapidez es similar a la del tren, añadiendo una mayor
flexibilidad e independencia del carril guiado ferroviario.
El
proyecto del Tren tiene grandes contradicciones con otras normas de la
ordenación territorial insular, como el PIOT o las Directrices de Ordenación
general y del turismo de Canarias, donde se fija como objetivo un modelo de
desarrollo más sostenible y respetuoso con los recursos naturales y el
patrimonio; por ello indican que debe priorizarse el uso más eficiente de
infraestructuras ya existentes, frente a la ejecución de otras nuevas. Incluso
el propio Plan Especial de Ordenación del Transporte de Tenerife reconocía que
el Tren del Norte por sí solo no tendrá competitividad suficiente para
compensar las desventajas inmediatas de su creación, especialmente el coste de
la inversión. Es más, el empleo de carriles exclusivos de guagua es una
posibilidad contemplada tanto en el PIOT como en el PTEOT, que preveía que en
el horizonte de 2016 se deberían haber ejecutado estas instalaciones sobre la TF5.
Y
es que estamos hablando de una obra que no sabemos si
se podrá amortizar en menos de 25 años, por tener que hacer frente, no
solo al coste de toda la infraestructura, sino, lo que es más importante, el mantenimiento. Como ejemplo de lo que puede
suponer dicho coste, atendamos a lo que ocurre con las carreteras. Y en éstas,
reparar un bache puede dejarse para otro día, pero en una línea ferroviaria… Esto
se traducirá en un encarecimiento del billete del resto de medios de transporte,
al repartirse el coste extra entre los medios no deficitarios, como ha ocurrido
antes con el tranvía y la guagua. Pero además, obligará a modificar y suprimir
líneas de guaguas para obligar al pasajero a utilizar el tren, destruyendo así
más puestos de trabajo de los que pueda crear. Las cifras lo dicen todo: cada
Km. de ejecución material del proyecto del Tren costaría entorno a 30 millones de euros (dicen), mientras que ese gasto
sería de 8,4 millones de euros en el caso del carril exclusivo de guaguas,
incluyendo el espacio para las paradas.
En
varias ocasiones se ha intentado comparar la obra del tranvía con la del tren,
y no son iguales, puesto que el primero discurre por vías preexistentes, sin
necesidad de exclusividad, mientras el segundo obligará a expropiar una banda
de al menos 80 metros
de ancho, al estar sujeto a la normativa ferroviaria estatal. Estamos hablando
por tanto, de un ancho muy superior al que ocupa la actual autopista TF5; y es
que las obras exigen excavar una trinchera donde se aloja la vía, levantar
taludes, paredes de protección, torres de electrificación y soporte de
catenaria, y crear unas zonas de servidumbre a cada lado, que quedarán por
tanto, inutilizadas de otros posibles usos económicos.
Estamos
hablando de una obra que nuevamente fraccionará nuestros barrios allí donde no
sea subterránea, cortando calles, carreteras y plazas. Y hacerlo totalmente
subterráneo, como se ha pedido ya por parte de algunos
ayuntamientos, si no, por todos los afectados, dispararía aún más el proyecto.
Por
tanto, si nos encontramos ante una obra muy costosa, sin capacidad de
financiarse en la situación de crisis financiera actual; con una obra que
generará mucho impacto ambiental, sea soterrada o no; y con una obra que es una
solución mucho más costosa que otras posibles para el problema de los atascos
de tráfico, no se puede entender que se le siga dando apoyo a este proyecto. El
tren no debe ser visto como un icono de modernidad; de hecho, en La Península, ya hemos
visto lo que ha significado la implantación del AVE sin haberse hecho un
estudio riguroso previo de su viabilidad económica: el cierre de algunos
tramos, por deficitarios.
Por
todo lo expuesto, y entendiendo que hay formas más económicas y más socialmente
aceptables para solucionar nuestro problema de tráfico actual, como la desconcentración
de los centros de trabajo del área metropolitana, así como el uso del carril
exclusivo de guagua (cuyo coste de ejecución es menor y requiere una ocupación
de tan sólo 10 metros
de ancho frente a los 80
metros de la obra ferroviaria), es por todo esto, por lo
que le requerimos a ustedes, representantes del pueblo en este municipio, para
que apoyen la moción que hoy presenta uno de los partidos con representación en
este pleno. Da igual quien la presenta, lo que nos interesa es el bien para
todos, y este bien se traduce por ahorrar en gastos innecesarios.
Sabemos
que con el importe del presupuesto ferroviario se podrían finalizar los
hospitales públicos del Norte y Sur, mejorar y ampliar varios centros de Salud
comarcales, y mejorar y dotar más eficientemente a numerosos colegios públicos.
En sus manos está el poder exigir al Cabildo de Tenerife que suspenda la
aprobación del Plan Especial de Ordenación del Tren del Norte y se descarte implantar
ese medio de transporte colectivo en el Norte de nuestra Isla, por su alto
grado de impacto paisajístico (del que vive nuestro turismo), su elevado coste
de ejecución (que mermaría la capacidad de inversión en otras áreas más
necesarias) y por sus graves afecciones a propiedades privadas, tanto
residenciales como empresariales, así como al suelo agrícola productivo.
Pidamos
al Cabildo que estudie la posibilidad de implantar un carril exclusivo de
guaguas rápidas, paralelo a la actual autovía TF5, como la forma más eficiente
y económica, con menor impacto, para solucionar el problema de movilidad en el
área del corredor Norte de la
Isla.
Alegan que la financiación
estatal es exclusiva para los trenes. ¿Es tan difícil hacer entender, allá, que
las distancias, orografía, etc., es muy diferente aquí? Esas partidas
presupuestarias deben negociarse, adecuándolas a las necesidades del transporte
que sea racionalmente posible en Canarias. Y decimos Canarias, porque ya saben
que también se está trabajando en otro tren para el Sur, otro en Gran Canaria
y, no sabemos, si esta “enfermedad” continuará extendiéndose.
Pensemos también en los intercambiadores. ¿Será gratis dejar tu
coche? ¿Tendrán suficiente capacidad? ¿Qué hará un ciudadano de La Vica, o El Caletón, en La Matanza, por poner un
ejemplo, que deba renovar su DNI? ¿Cogerá su coche, lo dejará en el
intercambiador, tomará el tren hasta el Padre Anchieta y luego se irá caminando
hasta la Plaza
del Cristo, haga frío o calor, para, más tarde hacer el camino de regreso?
Probablemente llegue con su coche hasta la Plaza del Cristo, aparque donde pueda
(seguramente pagando) haga la gestión y vuelva pa’ su casa.
¿Por
qué embarcarnos en una aventura excesivamente arriesgada que puede hipotecar el
futuro de las siguientes generaciónes? No volvamos a caer en el capricho del
ladrillo y la megalomanía. Busquemos entre todos las mejores soluciones a
nuestros problemas, con el menor daño a nuestros vecinos/as. Espero y confío en
que todos ustedes voten en este sentido en el día de hoy.
Muchas
gracias.